Durant els primers mesos de l'any, el Meandre del Magre ens va donar moltes alegries. La més gran de totes va tindre lloc el 19 de febrer, quan trobàrem un excrement de Llúdria, Lutra lutra, a l'assut Vell. Després de molt de temps buscant senyals de la seua presència al llarg del riu, per fi havia arribat al Marquesat, i l'havíem detectat al Meandre, confirmant el bon estat d'aquest ecosistema fluvial. Una altra de les grans alegries ens la van donar els Arpellots de marjal, Circus aeruginosus (En Perill d'Extinció; CVEFA, Decret 32/2004), atés que enguany el Meandre comptava amb dues parelles, que ens mantenien expectants setmana rere setmana a l'espera de comprovar si ambdues nidificaven amb èxit. A tot això cal afegir-hi la presència d'una parella de Cabrellot, Podiceps cristatus, a l'assut Nou des del 19 de març, a la qual observàrem fent part del comportament del festeig i que, si es quedava a la zona, seria la primera vegada que l'espècie nidificaria al Meandre.
Malauradament, no tot van ser alegries durant aquests mesos. D'una banda, com vam explicar en una entrada anterior, hi ha l'amenaça de la instal·lació d'una subestació col·lectora elèctrica, la SET Sima de Baldo, i les seues línies d'evacuació associades al costat del Meandre, cosa que suposaria un gran impacte per a l'avifauna, a més a més del risc de contaminació del sòl, i possiblement de les aigües subterrànies, associat a aquest tipus d'infraestructures.
De l’altra, desgraciadament, durant la nit del 13 al 14 d'abril, diversos focus d'incendis provocats als dos marges del riu, encoratjats pel vent i l'estat de la vegetació a causa de la calor i la sequera, van devastar gran part de l'assut Vell. Un atemptat ecològic que va tindre lloc quan ja havia començat l'estació reproductora de l'avifauna. El Meandre va estar cremant-se durant hores, tota la nit i gran part del dia. El resultat, a més que probablement algunes parelles van perdre les postes o les pollades calcinades per les flames, va ser un paisatge arrasat i cobert de cendres. Un paisatge que va passar de ser un formiguer de vida amb un concert encisador, al buit que deixa el silenci. Un paisatge que en uns mesos s'hauria recuperat, però que, de moment, havia deixat de ser adequat per a la nidificació de moltes espècies.
V I Censo de Aves Acuáticas Nidificantes en el Meandre del Magre
Durante los primeros meses del año, el Meandre del Magre nos dio grandes alegrías. La mayor de todas nos la llevamos el 19 de febrero, cuando encontramos un excremento de Nutria, Lutra lutra, en el azud Vell. Tras mucho tiempo buscando señales de su presencia a lo largo del río, por fin había llegado al Marquesat, y la habíamos detectado en el Meandre, confirmando el buen estado de este ecosistema fluvial. Otra de las grandes alegrías nos la dieron los Aguiluchos laguneros, Circus aeruginosus (En Peligro de Extinción; CVEFA, Decreto 32/2004), pues este año el Meandre contaba con dos parejas, que nos mantenían expectantes semana tras semana a la espera de comprobar si ambas nidificaban con éxito. A todo esto hay que añadir la presencia de una pareja de Somormujo lavanco, Podiceps cristatus, en el azud Nou desde el 19 de marzo, a la que observamos realizando parte del comportamiento del cortejo y que, de quedarse en la zona, sería la primera vez que la especie nidificaría en el Meandre.
Lamentablemente, no todo fueron alegrías durante esos meses. Por un lado, como contamos en una entrada anterior, se encuentra la amenaza de la instalación de una subestación colectora eléctrica, la SET Sima de Baldo, y sus líneas de evacuación asociadas junto al Meandre, lo que supondría un gran impacto para la avifauna, además del riesgo de contaminación del suelo, y posiblemente de las aguas subterráneas, asociado a este tipo de infraestructuras.
Por otro, desgraciadamente, durante la noche del 13 al 14 de abril, varios focos de incendios provocados en ambos márgenes del río, alentados por el viento y el estado de la vegetación debido al calor y a la sequía, devastaron gran parte del azud Vell. Un atentado ecológico que tuvo lugar cuando ya había comenzado la estación reproductora de la avifauna. El Meandre estuvo ardiendo durante horas, toda la noche y gran parte del día. El resultado, además de que probablemente algunas parejas perdieron sus puestas o sus polladas calcinadas por las llamas, fue un paisaje arrasado y cubierto de cenizas. Un paisaje que pasó de ser un hervidero de vida con un concierto embaucador, al vacío que deja el silencio. Un paisaje que en unos meses se habría recuperado, pero que, de momento, había dejado de ser adecuado para la nidificación de muchas especies.
Tras el incendio algunos ejemplares abandonaron la zona, como ocurrió con una de las parejas de Aguilucho lagunero, mientras que otros se desplazaron aguas abajo, hacia el azud Nou. Afortunadamente, el periodo de lluvias que tuvo lugar durante el mes de mayo favoreció la recuperación del paraje, que a principios de junio mostraba gran parte de su esplendor. Por consiguiente, el sexto censo de aves acuáticas nidificantes en el Meandre del Magre se llevó a cabo únicamente el 4 de junio de 2023 utilizando la metodología empleada en los años anteriores. No obstante, en la tabla de resultados se ha incluido la pareja de Aguilucho lagunero que abandonó la zona tras el incendio (Tabla 1).
La riqueza de especies de aves acuáticas nidificantes registrada durante el censo fue la misma que en el año anterior, manteniéndose en un total de 11 especies. Si bien este año no hemos observado ninguna pareja reproductora de Cigüeñuela común, Himantopus himantopus, en la zona, sí que hemos constatado la reproducción con éxito de una pareja de Somormujo lavanco, que sacó adelante cuatro pollos, siendo la primera vez que se detecta a la especie nidificando en el Meandre del Magre. Por tanto, asciende a 12 el número de especies de aves acuáticas nidificantes registradas en este tramo fluvial.
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